lunes, 15 de octubre de 2012

¿Quien Fue Moisés? Parte II




Puede que los judíos nunca estuvieran en Egipto y que, por tanto, El Éxodo bíblico no coincidiese con la realidad, pero es razonable pensar que aquel relato no careciese de algún trasfondo histórico, que dentro de un gigantesco mito hubiese ciertos datos verídicos. Si consideramos parte de la Biblia como una historia mitológica semita, como la Ilíada o la Eneida, en sus respectivas culturas, habría que señalar que en estas también aparecen rasgos ciertos, históricamente probados. Por ejemplo, la guerra de Troya puede que fuera "retocada", pero es evidente que se refiera a algún conflicto histórico en el marco del Egeo. Entonces, ¿dónde se produjo la idea del éxodo de los hebreos del que habla el Antiguo Testamento?. De Babilonia.
Es bien sabido que sufrieron el cautiverio babilónico, teniendo de este una multitud de testimonios, tanto en fuentes literarias y restos arqueológicos, como en la propia Biblia; y está demostrado que Mesopotamia fue un día el Edén, el Diluvio, la Torre de Babel, el linaje de Abraham, la dispersión de gentes y la confusión de las lenguas. Es decir, que los mitos del Antiguo Testamento derivaron de los sumerios.
a) La idea del Diluvio. No hay duda de la importancia del relato bíblico de donde deriva nuestro principal interés; pero existe la clara convicción de que este episodio es una influencia mesopotámica. No sólo era una cultura fluvial, sino que sus dioses tenían un gran papel dentro del líquido elemento y su propio nombre significa "entre dos ríos", en griego, de las palabras meso (en medio, entre) y potamos (río), el Tigris y el Eufrates. Nada en el contexto israelita explicaría un fenómeno similar a este, ni mucho menos, en el núcleo del Sinaí-Horeb, aunque es posible pensar que algún desbordamiento del Nilo produjese el Diluvio Universal. Pero el hecho de que los egipcios no reconociesen dicho relato, quita, por descontado esta posibilidad. Sin embargo, según las evidencias geológicas y arqueológicas, no se produjo ningún "Diluvio universal" que tanto las fuentes hebreas como las sumerias reconocen, y si puede reflejar algún aspecto histórico, quizás se trate en realidad de alguna inundación o "diluvio" de ámbito local o comarcal, cuyo recuerdo se mitificara entre los antiguos mesopotámicos, tomándolo luego los hebreos. Existe igualmente el "homólogo " del Noé bíblico, de muy difícil pronunciación: Utanapisthim, a quien la diosa de la sabiduría, llamada Ea, le ordenó la construcción de un barco.
b) Sansón, el Gilgamesh hebreo. Sansón, el héroe judío, que la tradición considera de la secta de los nazareos, y que según el Antiguo Testamento, se levantó contra los filisteos, se vincula a un nuevo mito, de origen sumerio, el de Gilgamesh. A este hombre, nos cuenta la leyenda, le ocurrieron varias cosas que luego les ocurrirían a otros. Se enamoró de él una diosa aunque el héroe, no la hizo gran caso; luchó contra monstruos, llevaba leones al brazo, como el que lleva unos borreguitos; encontró a un hombre "primitivo", dicen las fuentes, quizás referido a un humilde, que le sirvió de ayudante; trató de rescatar para los hombres la inmortalidad, pero falló en el último momento. No obstante, su heroísmo, su capacidad de resistir a las tentaciones y su final trágico le marcarían, como a los futuros Heracles-Hércules, Ulises-Odiseo-Eneas, Prometeo, el propio Jesucristo e incluso, el Quijote de Cervantes.
c) "Al comienzo", como dice el Génesis. No sólo los hebreos consideraban que antes del mundo, en el Caos, existía ya algo, también los sumerios. Pero en vez de llamarlo "al comienzo", era "cuando allá arriba". Una de las reflexiones más antiguas e igualmente universales.
d) Es posible que se trate sólo de una mera observación anecdótica, pero sorprende que la única mención a Satán, en los diversos libros del Antiguo Testamento, corresponda al de Job, casualmente caldeo (de una región de Sumer).

e) La torre de Babel. La versión bíblica de la Torre de Babel recuerda a una anterior, acadia, la de Marduk, dios amorita de Babilonia. Además, existe una singular semejanza arquitectónica entre la imagen que tenemos de Babel y las torres-templos mesopotámicas, que eran conocidas con el nombre de zigurats. Según la descripción de Herodoto, de una de ellas, tenemos lo siguiente: "Es de planta cuadrada y mide dos estadios [el estadio es una medida griega, de 164 m., es decir, de 328 m.]. En medio se levanta una torre cuadrada de un estadio de largo y otro de ancho. Sobre esta se levanta otra, y otra más sobre esta, y así hasta ocho torres. La subida se efectúa rodeándolas por el exterior". (Herodoto. Historia I, 181-182).
La consideración de la Torre de Babel como "confusión babélica", tiene una clara explicación antropológica. Una empresa de este calado tan sólo podría emprenderse a nivel colectivo, más sobre todo si se tiene en cuenta que no debía existir la "iniciativa privada" o la individualidad de los recursos, por la escasez de materiales y encontrarse en sociedades bajo el “sistema económico de redistribución”, dirigido por los soberanos. Por tanto, lo que nos cuenta el relato bíblico es justamente esta movilización de masas que entrañaba cualquier obra importante de este tipo. Tan sólo hay que hacerse una ligera idea de lo que debió suponer, en el aspecto humano, la construcción de monumentos como las pirámides de Egipto. Por eso, cuando se movilizan, con tal objetivo, tanto a hombres libres como esclavos, desde los confines de la baja Mesopotamia (si hacemos una versión histórica del mito del Génesis), lo primero que se observa es un serio problema de comunicación hablada.
Por otra parte, veamos como algunos pasajes del Antiguo Testamento, quizás los más representativos, tienen una gran similitud con relatos divulgados por Zoroastro, el codificador de la religión persa, en torno al año 530 a. Cristo. El dios Ormuzd creó el mundo en seis etapas: en la primera, el cielo, en la segunda, el agua; en la tercera, la tierra; en la cuarta, los vegetales; en la quinta, los animales y en la sexta etapa, al hombre. E igualmente, creó un Paraíso, lleno de delicias y abundancias. Otro dios, Arimán, creó al hombre y a la mujer, y en forma de culebra, los engañó.


El derecho codificado por Moisés.
La tradición le atribuye la legislación del pueblo de Israel, tomadas directamente de Dios y codificadas en las conocidas Tablas de la Ley. Pero de esas leyes, tan sólo los tres primeros mandamientos son originalmente judaicos; los demás recuerdan mucho a prescripciones jurídicas babilónicas. Otro punto interesante es el del llamado Levítico, catálogo de ceremonias, normas y derechos que nos presenta un completo panorama de la vida de un israelita y que serían abolidas por Jesucristo. Por ejemplo, la posibilidad de matrimonio de una viuda con el hermano de su marido, es decir, con su cuñado, responde al deseo de la continuidad de la estirpe, costumbre muy arraigada en el seno jurídico hebreo, conocida como levirato, por el término latino levir- iris, que significa "cuñado". En esta línea nos trasladamos a casos tomados de historias de los Patriarcas, como el de Jacob que, a cambio de su trabajo, compró a su mujer, como aparecía estipulado en la ley, no judaica, sino una originaria de Cannaán. "Jacob sirvió por Raquel siete Alos y estaba tan enamorado que le parecieron siete días".
Existía el divorcio, y en ese caso, la mujer estaba obligada a regresar al lado de su familia, quedándose el padre con la potestad de los hijos. Estos eran circuncidados a la semana del nacimiento, siguiendo un rito arraigado en una tradición cannanea. Otros preceptos, acerca de la familia, recuerdan mucho a los del código de Hammurabi. Por ejemplo, el de su organización monógama, aunque con la posibilidad de un concubinato, sería uno de los aspectos coincidentes en ambas legislaciones, pero no el único. Por otra parte, en la legislación judicial, el Éxodo (23,1) nos dice acerca de la existencia de testigos que debían dar juramento de su testimonio. Pero, de esta relación los babilónicos también tomarían aspectos legislativos propiamente semíticos, como el de la ley del talión, "el ojo por ojo".
La sociedad se dividía en tres grupos: libre, esclavo y, lo que en sumerio se entendía por "mezquino", que en Israel eran los impuros, por ejemplo, los leprosos. El hombre libre tenía en propiedad la tierra, pudiendo tener una concubina, a parte de su mujer, pero la ley mosaica le impedía despreciarla. Podía vender a su hija, pero no, por ejemplo, a alguna concubina que dejara de gustarle. El esclavo debía llevar una marca de su condición servil, aunque contase con ciertos derechos, como los matrimoniales (podía contraer matrimonio, incluso con alguien libre, con la posibilidad de que su mujer acompañase al marido, si este fuera libertado) y el del rescate. Y por último, el grupo social más bajo, formando parte de losdesheredados, los impuros, debían vivir fuera de la comunidad, llevando señales de su propia impureza y gritar: "¡soy impuro!", para que todos supiesen de su condición.
En cuanto a los extranjeros, no podían casarse con ellos, ni mantener ningún tipo de relaciones personales, ni practicar su culto, pues le supondría la muerte, pero tienen, sin embargo, más consideración con ellos que otras culturas, por ejemplo la egipcia.



En lo que respecta a las leyes de propiedad, ante los robos o perjuicios cometidos a otro particular se debían compensar con el doble de su valor; y una persona se hacía dueña de una tierra nada más comprarla, siendo propietario de todo lo que esta posea, incluso un tesoro escondido, que el anterior dueño no podría reclamar como suyo. Veamos la tremenda semejanza que existe entre ambos cogidos, tomando, para el caso, una ley de propiedad. Según la Biblia: "en delitos contra la propiedad, de toro, asno, oveja, capa o cualquier otro objeto perdido, si uno afirma que el objeto es suyo, aquel a quien Dios declare culpable, pagará el doble de su valor" (Éxodo, 22,8); según Hammurabi: "Si un señor roba un buey, un toro, o una oveja o un asno o un cerdo o una barca, restituirá veinte veces su valor". Sin embargo, hay algunas limitaciones, por ejemplo, no se puede enterrar a nadie en su tierra, porque eso se considera impuro, se debería enterrar en la propia casa. No obstante, las leyes sobre la propiedad son menos rigurosas que las del código de Hammurabi; eso no quita la dureza de la legislación mosaica que, por cualquier cosa, eres "reo de muerte". Otra diferencia que plantea este código consitudinario con respecto el babilónico, es que no define el tipo de ejecución; reconocen, por ejemplo, la horca, porque aparece escrito que el ajusticiado ahorcado debe ser enterrado bajo el mismo árbol o esa tierra quedaría impura, pero no relacionan el delito con la pena capital, como hace Hammurabi, que llena sus leyes de azotes, mutilaciones, ahogamientos, empalamientos, hoguera, etc.. Por otra parte, se dan situaciones muy curiosas, por ejemplo, con la ley de celos (Números 5, 11), si el marido sospecha de una supuesta infidelidad, sin demostrarla, el sacerdote se hará cargo de esta tarea, a través de una ceremonia que consiste en bendecir veintidós decilitros de harina de cebada y ofrecer a la mujer agua amarga. Si después de beberla se le hinchaba el vientre, significaba que era culpable y, por tanto, "reo de muerte".
Es de suponer, que nos pueda resultar bárbaras estas leyes; pero realmente lo que buscaban era procurar mantener los derechos a la vida y propiedad, entre otros, y por tanto, para su momento, se consideraban justas, ideas que pretende hacernos ver.
Conclusiones.
¿En qué momento se produjo ese éxodo de Babilonia?. Con el renacimiento babilónico del siglo VI a. Cristo, el caldeo Nabuconodosor II destruyó Jerusalén en el año 587 a. C. y deportó a los judíos; sin embargo, cuando Ciro II el Grande creó el imperio babilónico, en el año 539 a. C., decidió devolver al pueblo hebreo a sus tierras, terminando tanto con Sumer como con el cautiverio judío.
Si aplicamos la tradición bíblica de una forma tajante y arbitraria, aceptando tan sólo los aspectos que se puede confirmar historiográficamente, y desechando, sin más, aquellos que nos pueden resultar contradictorios, podemos llegar a auténticas críticas metodológicas y a debilitarnos la fuerza de nuestras pruebas. Lo que ocurre es que así obtenemos la certeza de las tendencias distorsionantes de dicha figura. Después de todo, podemos tener ya las siguientes conclusiones: que el relato bíblico del Éxodo fuese una invención de los judíos, que salieron de Babilonia en el siglo VI a. Cristo, para justificar su regreso a la destruida Jerusalén. (Hoy en día, siguen exponiendo las mismas justificaciones para sus pretensiones territoriales en el próximo Oriente, que tantos conflictos suponen entre Israel y Palestina). La idea de las "doce tribus de Israel" es tan sólo una alianza religiosa de carácter patriótico frente a los dioses extranjeros: y es posible que el número "doce" sea un símbolo y que esas tribus fuesen, en realidad, más.
Lo que concibieron fue que un hombre llamado Abraham, abandonó Ur, en Caldea, y fue a instalarse en la futura Israel, hasta que Jacob - por orden de Jawhé - decidió marcharse a Goshen, al norte de Egipto, enlazándose con Moisés quien acabase con el "cautiverio" hebreo, para llevarlos a la Tierra Prometida. Con esto, justificaban también el conocimiento de Babilonia, mucho antes de su paso por Mesopotamia, como se aprecia en la inclusión de la Torre de Babel en el Génesis.



Por tanto, los libros de la Biblia que forman el Pentateuco son mucho más recientes de lo que ha propuesto la tradición, fechándolos en el siglo VI antes de Cristo, sirviendo de explicación, sintetizada y mítica, del regreso a Jerusalén y de cómo les ayudó Jehová o Jahwéh, en el viaje. Para empezar, ellos no diferenciaban en la Escritura, el mito -La Creación, el Diluvio-, la leyenda -los Patriarcas, la huída Egipto y el Paso del mar Rojo- y la verdad histórica - el cautiverio babilónico -, sino que todo lo entendían por historia, más aún, su única historia válida. Allí radica, según mi opinión, el fundamento de su fe y la razón de su existencia: ellos estaban convencidos de que Dios les había hecho partícipe de la verdad y que esta se hallaba en esos libros. Y así, podemos entender que la idea de excluir algún libro no estribaba en que fuesen menos auténticos o menos verdaderos que los otros, sino por decir que la autoridad competente no era tan edificante o presentar alguna duda de fe.
Por otra parte, si retomamos una idea ya mencionada cuando exponíamos la teoría de un posible Moisés egipcio, decíamos que este tomaba de la figura del príncipe las funciones del legislador, político y creador del culto; volviendo a este aspecto, encontramos una imagen entre los babilónicos que puede reflejar los intereses del Moisés bíblico: el de Hammurabi. Uno de los soberanos de la antigüedad más conocidos, entre los profanos, sobre todo por la legislación del famoso código consitudinario que se conserva en el museo del Louvre y que recibe su nombre. Pero no sería, sin embargo, su única tarea que le diera la fama histórica. Sus funciones resultan tan vastas y complejas como las del propio Moisés, abarcando por ejemplo al plano religioso. En cuanto al culto, crea una especie de monoteísmo en la figura de Marduk, que aparta al resto de los dioses sumerios de su panteón, y reúne atributos semejantes a los de Jahwéh, como el de Señor de Babilonia.
Por último, un detalle final que aporto a estas conclusiones es que ningún rebelde o disidente podría esperar escapar, mucho tiempo, del poder tan centralizado del faraón, dado que sus servidores controlaban constantemente el curso de los ríos y las tierras. Además, en la ruta de El Éxodo, los israelitas hubieran tenido que pasar muy cerca de Serabit y del Wadi Maghara, lugares en donde quizás hubiesen guarniciones egipcias, que no dudarían en interceptar a los fugitivos, si el faraón hubiera dado la orden de darles un escarmiento. Pero es muy posible pensar que los seiscientos mil hombres que salieron de Rameses, con Moisés, no llegaran tan al sur del Sinaí. Por otra parte, las marchas humanas de Abraham y Jacob son ejemplos mitificados de hechos arqueológicamente testimoniados y con una explicación antropológica. Las sociedades patriarcales, típicamente seminómadas, respondían al hambre mediante el traslado humano a lugares nuevos, a veces distantes. Así, la marcha atribuida a Abraham, desde Mesopotamia a Israel, corresponde al contexto del Bronce antiguo, mientras que la historia de la migración de Jacob a Egipto, se ajustaría a los desplazamientos humanos que produjo la presencia de los hicsos en tierras egipcias.

sábado, 13 de octubre de 2012

¿Quien Fue Moisés?




En el siguiente escrito nos detendremos en la figura de uno de los patriarcas del judaísmo, Moisés, uno de los hombres más importantes del Antiguo Testamento a quién la tradición le considera el promotor del Éxodo y el padre de la religión judaica y de su ley, que sería conocida como ley mosaica. Pero, ¿existió realmente o fue una leyenda?, y si existió, ¿en qué época vivió?. En las siguientes dos entregas intentaremos desvelar un poco de luz en medio de ese dificultoso misterio que rodea su mito, exponiendo dos líneas teóricas diferentes, de las cuales resulta una errónea, históricamente, contando con el Pentateuco, como fuente principal.
Ante la inexistencia de pruebas documentales que, de un modo rotundo, demuestren o descarten la existencia del Moisés-hombre, la única solución parece estar en el método. De estos, el más adecuado sería aplicar el sentido común, es decir, la lógica deductiva que empleaba en todos sus casos el célebre detective Sherlock Holmes, según lo expresaba las propias palabras del personaje: “Cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, aún cuando parezca improbable, debe ser la verdad”.
El lector profano de la Biblia deduce que la península del Sinaí fue residencia temporal de los israelitas en su Éxodo, antes de instalarse en Canaán, mientras que el creyente, ya sea judío o cristiano, lo vería como el escenario fundamental de los primeros libros de la historia sagrada. De este modo, el Gebel Musa o Monte de Moisés, con sus 2.285 m. de altitud, sería aquel en donde Moisés recibió de la mano de Jehová Las Tablas de la Ley. ¿Pero fue lo que realmente sucedió?
La Biblia nos refiere al Éxodo de hebreos dirigidos por Moisés, mientras que sobre las circunstancias no parece testimoniarnos ninguna información, por lo que se debe recurrir a otras fuentes. Antonio Blanco Freijeiro, en su artículo: Arqueología en el desierto de Dios (Historia 16, Cuadernillo n° 65, pg. 127), cita una orden emitida por las autoridades egipcias, que sigue como queda a continuación: “A partir de ahora [en torno al año 1192 a. C.] se dan por terminados los permisos de entrada en Tkw [¿_?], por el puesto de Mernepah, a las estirpes Shasu de Edom que se dirigen a las lagunas de Pitom de Menerpah en Tkw, para conservarse con vida ellos y sus ganados”.
Este edicto fue una de los muchas pruebas que llevaron a pensar a ciertos historiadores (al propio Blanco Freijeiro), que la Historia del Éxodo se remonta a Ramses II (soberano del 1290 al 1224 A.C.), quien empleó mano barata de pueblos extranjeros -supuestamente hebreos- para la construcción de las dos ciudades Ramses y Pitom, recurriendo a aquellos que estaban en la zona del Delta del Nilo. La zona fronteriza del Delta era una región propicia para que pueblos nómadas, no egipcios, se instalasen sin la necesidad de penetrar en el propio Egipto, donde tendrían una consideración social muy inferior a la del egipcio. De ahí, que los historiadores encontrasen en esta circunstancia el contexto de la entrada de José en Egipto, mientras que la situación de malestar -que predispuso los ánimos para el Éxodo- lo sitúan en la esclavización de Ramsés II de estos pueblos, para acometer las obras de las dos ciudades.

Prosiguiendo en el episodio, la Biblia nos narra uno de los momentos emblemáticos de la andadura israelí por el desierto, el famoso paso del mar Rojo por el pueblo hebreo y el cierre de las aguas sobre sus perseguidores. No sabemos cuando se verificó este milagro, pero no deja de ser curioso como la estrecha franja de tierra que separa el Lago Sibórico (Sabkhet el Bardawill) del mar Mediterráneo -al norte del Sinaí-, testimonie la pérdida de varios ejércitos en varias ocasiones. La más conocida sea, quizás, la que se refiere Estrabón en su Historia: la desaparición del ejército de Tolémaida, engullido por una ola que arrastró a una parte de su contingente.
Este inicio, útil para situarnos geográfica e históricamente, nos sirve de introdución a la hora de empezar a plantearnos las principales cuestiones que iremos desgranando, lentamente, a lo largo de las siguientes páginas.
El mito del nacimiento del héroe.
El nacimiento de Moisés habría que relacionarlo con el "nacimiento mítico de los héroes", de los que encontramos modelos entre todas las civilizaciones. El héroe es hijo de padresilustrísimos, generalmente de reyes. Su concepción está precedida de dificultades y durante el embarazo o antes, se da el fenómeno del anuncio, que suele representarse en un sueño, un oráculo, etc. como advertencia de su nacimiento, como vemos, en este caso, en la figura del faraón. En consecuencias, el niño está condenado y debe huir o quedar abandonado. Luego, es reconocido, alcanzando la gloria y grandeza. El más antiguo de los casos históricos a quienes se le vincula este mito natal, es el de Sargón de Ágade, a quien se le atribuye la fundación de Babilonia. También encontramos otros ejemplos entre Ciro, Rómulo y Remo, e incluso en la figura de Cristo. Del mismo que encontramos modelos entre personajes sacados de leyendas o de historias populares, como el de Edipo, Perseo, Hércules o Gilgamesh.
Su nacimiento está totalmente contrastado en la historia mítica, con el inconfundible abandono en una caja en el río. Y la fábula continúa con la denominada "historia familiar". Aquí encontramos las distintas modificaciones del carácter efectivo del niño con respecto a sus progenitores, especialmente con el padre. Los primeros Alos de la niñez están marcados por la alta influencia del padre, como vemos en la figura del faraón. Y la idea de su supervivencia, pese a violentos poderes antagónicos, es igualmente la presentación de una historia posterior, la de Jesucristo, en donde el faraón que intenta acabar con él, asume el papel del rey Herodes.
También, otra parte del mito del origen del héroe, que puede verse en la figura de Moisés, es la separación entre la "familia" noble y la humilde del personaje. En la versión típica del niño, este nace en el seno noble, casi siempre real. Pero luego, aparece, inconfundiblemente la cara humilde de la historia, la que se ha interesado dar de sus padres. El contraste social de las dos familias permite al mito cumplir una función particular cuando se tratan de personajes históricos. En efecto, ofrece al héroe de un derecho que le lleva a encumbrarlo, a destacarse de la multitud. Por eso, considero que si Moisés, existió realmente, este fue un advenedizo, pero considerado como descendiente de un faraón, por su leyenda.


En la perspectiva mitológica de las dos familias, estas se diferencian en una noble y en otra humilde, pero en el plano de la realidad, una de ellas era auténtica, mientras otra, ficticia. La verdadera sería en la familia donde nació y se crió, mientras que la otra, sería inventada, con el propósito de configurar los fines de su "misión".
Pero, quizás nos interese más la historia de un mito egipcio, Shinué, personaje que, aunque la gran mayoría lo relaciona con el escritor Mika Waltari, comparte muy poco con el del novelista finlandés; tan sólo, el nombre y la patria. Sin embargo, las aventuras de Sinuhé nos lleva inevitable al del otro fugitivo de Egipto: Moisés. En ellos, se dan importantes paralelismos. Sinuhé recorre Siria hasta que Amunenshi, príncipe del país de Retenu (región al norte de Palestina), le ofrece su hospitalidad. Este le relata las causas de la huída y cómo había conseguido llegar, por los designios de Dios. La inspiración divina sería una de las constantes en ambos personajes, como vemos en el siguiente elogio al rey de Egipto, muy similar al de Moisés con Yahwéh, e incluso en sus atributos:
Es un dios sin igual,
semejante a él no ha existido ninguno,
es un maestro de sabiduría, sus designios son perfectos.
[Dios Todopododeroso, diría la versión hebrea.]
Un batallador inigualable
Cuando se le ve alzarse contra los extranjeros
[Jehová, Señor de los Ejércitos]
¡Se alegra el país del cual se ha hecho señor!
[Dios de Israel]
Sobre el nombre "Moisés".
¿De qué raíz lingüística parte el nombre "Moisés"?. Tradicionalmente, se le atribuye un origen hebreo, pero las últimas opiniones se desbancan por uno egipcio. El nombre hebreo sería Mosheh, que según vemos en el libro de El Éxodo, quiere decir "a quien saqué de las aguas"; sin embargo, la explicación me resulta insuficiente, por su evidente relación con uno de los mitos más repetidos en la historia. Por eso, considero una mayor vinculación con el léxico egipcio, en el que encontramos una semejanza curiosa: el término "mose," en egipcio, significa "niño". Veamos, para el caso, el parecido que existe con nombres de algunos faraones: Thut-mose, del que derivaría Tutmosis; Amon-mose, convertido en Amosis; y Re-Mes- S-S, en Ramses. La "s" final es muy posterior, pero no es un rasgo hebreo, sino griego. Es decir, las versiones de estos nombres las tenemos de traducciones griegas. ¿Quiere decir esto que el nombre de Moisés, en su origen, servía de abreviatura de otro nombre más largo ("hijo de tal"), cayendo en desuso o en el olvido la segunda parte, por lo cual quedaría "Moisés”?.
Y si esto es cierto, puede entenderse que alguien con nombre egipcio sea, en realidad, egipcio. Si nos vamos a momentos modernos, podemos observar como ciertos apellidos se vinculan con su origen de procedencia. Así nos encontramos con el francés Napoleón Buonaparte, de origen italiano, u otro caso, aún más claro, en el también italiano, Benjamin Disraeli, como nos demuestra su apellido. Pero esta relación debía ser, sino imperativa, más evidente todavía en época antigua. Es bastante razonable, sin embargo, la idea de que las Sagradas Escrituras negaran todo origen de Moisés fuera del estricto hebreo; no obstante, la procedencia etimológica de su nombre no es prueba definitiva de su origen.
¿Hebreo o egipcio?.
Sería extraño pensar que el libertador del pueblo judío y su legislador, no fuera judío, sino egipcio. Cuando un grupo o una etnia se levanta e inicia un movimiento, elige a un jefe entre sus propios miembros, y es poco razonable creer que un egipcio dirigiera a un pueblo extranjero y culturalmente más pobre, sobre todo si se trata de alguien encumbrado, quizás un sacerdote o alto funcionario, e incluso un príncipe. Habría que tener en cuenta, también, el conocido desprecio que existía en la antigüedad hacia los extranjeros, a quienes consideraban esclavos o servidores de los dioses de su propia civilización. La idea de que lo civilizado estaba en tu cultura, tu pueblo, y que todo lo exterior era bárbaro y salvaje.
Por otro lado, encontramos otra dificultad importante. La tradición le considera como el legislador del pueblo egipcio y el creador de un nuevo culto, el judaico; tareas, en realidad, demasiado vastas y complejas para atribuirlas a una sola persona. Además, si vas a imponer una religión a un pueblo extranjero, ¿no sería lo más normal, basarse en un culto ya conocido y que le resultase familiar?. Es cierto que los propios judíos debieron tener, sino oficial, al menos una "religiosidad" reconocida por ellos; mientras que la religión impuesta por un egipcio sería, por fuerza, la egipcia. Pero se da un aspecto evidente que niega esta hipótesis, por completo: el total antagonismo entre ambos cultos. La religión egipcia se caracteriza por su politeísmo; no hay un sólo dios, sino muchos los que forman su panteón; mientras que el judaísmo es claramente monoteísta. Un Único y Todopoderoso, del que además ni es posible tener una imagen suya ni incluso nombrarlo. En el caso egipcio, ocurre todo lo contrario. Es una gran cadena de divinidades, completamente representadas en elementos reconocidos por su pueblo, como el buey de Apis o el halcón, Horus, en donde, incluso, advertimos un orden o jerarquía. Igualmente, en este culto se observan muestras de ritos o ceremonias mágicas-religiosas, con importantes himnos o alabanzas a esos dioses. En la otra, sin embargo, cualquier manifestación mágica estaba prohibida. Así mismo, cualquier intento de representación plástica de algún ente imaginario o divino estaba vedado en el culto judaico, mientras que del egipcio conservamos grandes muestras de este arte. Y por fin, una última diferencia entre ambas religiones lo encontramos en la llamada "cultura de la muerte". Ninguna civilización de la antigüedad como la egipcia se preocupó tanto en quitar importancia a la muerte, a la que consideraban un mero trámite a una existencia superior; todo lo contrario sucedía con los judíos, quienes no creían en ningún tipo de inmortalidad.



Nuestro segundo argumento a favor de la "nacionalidad" egipcia de Moisés ha resultado, como se ha podido comprobar, un auténtico fracaso, al destacarse el antagonismo entre ambos cultos. Sin embargo, todavía debemos escarbar más profundamente en este aspecto, encontrando una excepción a la regla, en la historia de la religión egipcia, que nos permite continuar en esta misma hipótesis. Aunque es cierto que no podemos hablar de la religión egipcia, sino de una particularidad en esa religión.
Nos detenemos ahora en el período de Tell- el- Amarna, en la dinastía XVIII, cuando un joven soberano decide cambiar el culto y su propio nombre, y de llamarse Amenhotep IV, pasa a Akhenaton. Es un momento glorioso, en donde el imperio egipcio se extiende por el norte, hacia Siria y Palestina, llegando incluso a Mesopotamia, y por el sur, a Nubia (la actual Etiopía). Y entre sus rarezas religiosas, rompiendo con los principales preceptos del culto tradicional, encontramos un monoteísmo en la figura del dios Aton, que sustituía a Amón-Re. Divinidad que aparecía representada en un disco solar, algo que me ha llevado a pensar que su culto tuvo como origen la escuela de On (Heliópolis). Sin embargo, según Breasted, en suHistoria de Egipto (pg. 360): "por más evidente que sea el origen heliopolitano de la nueva religión, no se trataba de un mero culto solar. La palabra Atón era empleada en lugar de la antigua voz que servía para designar a "dios" y el dios es claramente distinguido del sol material". El problema del nuevo culto fue que una vez superada la etapa del propio soberano, sus sucesores se preocuparon de borrar cualquier manifestación de aquel. Le sucedería un niño de nueve Alos, gobernando durante una década un faraón tan joven que no podría hacer nada importante, pero que la Historia le destaca por los grandiosos restos arqueológicos hallados en su tumba sin profanar; Tutankamon. Sin embargo, según un cartucho su nombre original era Tutankaton, que significa "el hijo vivo de Aton". Entonces, ¿fue hijo del anterior Akenaton?. Si es así, sería un soberano a quien se le presentaba un doble panorama: seguir, por un lado, el legado cúltico de su padre o retomar la tradición. El hecho de que apareciese un nuevo cartucho con el nombre Tutankamon, "el hijo vivo de Amon", desvela que el faraón optó por la segunda posibilidad. Sin embargo, las ideas de Akhenaton no murieron del todo, sino que resurgieron en la figura de un hebreo, Moisés, con el dios Jahwéh.
No sólo se borró el culto al alabado Amon, sino que el monoteísmo trajo consigo una intolerancia religiosa, jamás vista en Egipto. Pero lo que nos interesa del asunto serían los aspectos introducidos por la nueva religión. Se venera tan sólo a un Dios Único y Todopoderoso, que no puede ser representado, salvo por el disco solar; y los templos y sus servicios divinos, así como cualquier manifestación mágico-taumatúrgica, fueron prohibidos. Esto promovió un descontento general que llevaría a una respuesta enérgica de los sacerdotes más fanáticos, y que a su muerte, en torno al 1358 a. Cristo, surgiese un período de vacío de poder que acabaría cuando el general Haremheb, retomase el control del país.
Esta relación con el culto de Akhenaton, podría darme una explicación acertada de esta hipótesis sobre el origen egipcio de Moisés. Es una posibilidad, a tener en cuenta, que una vez muerto el faraón y destruida su nueva religión, perdiera este todo su interés por el país que había odiado tanto a su soberano, de tal modo que buscara, en algún pueblo extranjero, la forma de crear un "reino" y un nuevo culto, tomado del erradicado recientemente en Egipto. Y es una posibilidad, que nuestro hombre fuese un príncipe, porque reuniría las formaciones del sacerdote (como creador de un culto) y del funcionario (como conductor de su pueblo y legislador).
Una prueba más de esta hipótesis, sobre un origen egipcio del patriarca hebreo, es la semejanza que existe entre un himno dirigido a Atón y el salmo 104, que señalando algunos pasajes, quedan del siguiente modo:
Himno al dios Aton Salmo 104
Cuando te pones por el horizonte de occidente, Tu pones las tinieblas, y es la
La tierra queda en tinieblas como la muerte. noche.
Los leones salen de sus guaridas. En ella corretean todas las bestias
de la noche.
Los hombres despiertan y se ponen de pie. Sale el hombre de su hacienda.
Todos se dedican a su trabajo y a su labranza, hasta la tarde.
¡Cuán muchas son tus obras! ¡Cuán muchas son tus obras, oh Jehova!
Tu has hecho la tierra a medida de tu deseo. La tierra está llena de tus beneficios.
Es posible que el salmista que se encargó de escribirlo, se influyese en el himno de alabanza a Aton, y que debió de pasar a Palestina tras la caída inmediata de Ankenaton o mientras él todavía gobernase. Lo que ocurre es que en Egipto los poemas dirigidos a Amon recuerdan a un marcado monoteísmo, pues se solía considerar la suma de los otros dioses, sin rechazar, con esto, la individualidad de cada uno de ellos. En himnos de dinastías posteriores, se puede ver como presentaban a Amon como un dios universal y único, al tomar los atributos y formas de los demás dioses. Por eso, no es prueba definitiva que un salmista hebreo se basase en Aton, para referirse a Jehova.
Y si Moisés tomó su culto de la religión egipcia, lo hizo de la de Akhenaton, la de Aton. Si del mito que tenemos de él, aceptamos algunos datos, observamos como la relación entre Moisés y Ahkenaton no fue causal sino muy profunda, llegando a mostrarnos a un personaje noble, quizás, vinculado a la casa real, e incluso un posible sucesor al trono. Según el historiador romano Flavio Josefo, en su obra Antigüedades de los judíos, una leyenda cuenta que Moisés fue un general egipcio que libró una batalla en tierras etíopes. Pero, a pesar de la cita del autor, no tengo documentación bibliográfica que apoye este argumento.
Siguiendo esta primera línea teórica, ahora, nos encontraríamos con un personaje, próximo a Akhenaton, que quizás se llamase Ankmose, Thutmose o ¡quién sabe!. Lo importante es que la segunda parte debía ser - mose; mientras que Thut o Tut, seguramente fuese un nombre muy común en ese momento, pues así se llamaban algunos personajes de los que tenemos información, como por ejemplo, un escultor cuyo taller estaba en Tell- el- Amarna. Es posible que fuera gobernador de alguna provincia fronteriza, que se viese relegado a proscrito, cuando los ideales del soberano monoteísta se fueran al traste. Esto quizás le impulsara a buscar una cierta "compensación" ya no en Egipto, sino fuera de él; y también es posible, que para ello, aprovecharía el contacto con alguna tribu semita, con quien mantuviera relaciones. Esto nos llevaría a pensar que decidiera marcharse con sus nuevos "aliados", llegando incluso a sentirse uno de ellos, a quienes les terminaría inculcando su propio culto y una legislación. La dureza de las leyes que encontramos en el Deuteronomio y en el Éxodo podría explicarse desde esta perspectiva, por verse en un pueblo extraño y tendente a las revueltas.



Y si fue un hombre encumbrado, es extraño pensar que se uniese a un pueblo extranjero sin la compañía de los suyos, sacerdotes, siervos, escribas, otros funcionarios, que formarían parte de una "elite", los llamados levitas, que pueden entenderse como loscompañeros de Moisés. Quizás, partidarios de la antigua doctrina de Atón, que consiguieran escapar de Egipto. Y es posible que de este grupo, originariamente egipcio, surgiera la posterior Tribu de Leví.
Pero, ¿estuvieron los hebreos en Egipto?.
Según la Biblia, los israelitas sufrieron un cautiverio de cuatrocientos treinta años (Éxodo 12,40), teniendo una información acerca de su fecha aproximada, en Reyes I, en el hecho de que Salomón empezó las obras del Templo, cuatrocientos ochenta Alos después de la salida de Egipto. Si, según testimonios diversos, su construcción tuvo lugar en el año 970 a. Cristo, esto deja como fecha de un posible Moisés en tono al año 1450, y el momento de la llegada a Egipto, o sea, el del episodio de los los "patriarcas", en el año 1880 a. Cristo. Si estas fechas fuesen exactas, la salida de Moisés correspondería con la Dinastía XVIII, pero no con Akenathon, sino con alguien anterior, Tutmosis II, quien moriría ese mismo año, y por tanto, lejísimo de la Dinastía de los Ramésidas, que los historiadores y exegetas de la Biblia pretenden situar.
Un detalle inapelable, echa por tierra las anteriores hipótesis, sin dar esperanzas a poder reanudar estos argumentos. El hecho de que la historia de El Éxodo bíblico jamás pudo sucederse, por la sencilla razón de que ¡no había judíos en Egipto!. Si realmente se hubiera dado una población semita, existirían testimonios de su presencia, restos de la cultura material que traerían consigo; hubieran aparecido nombrados en inscripciones egipcias o mencionados en las paredes de alguna tumba. No hay ni un sólo testimonio arqueológico, ni una sola mención de Israel, con la excepción de una famosa estela atribuida al faraón Menerpaht, de la dinastía XIX, en donde se dice que "Israel ha sido vencida". Esto tiene su explicación. Es muy probable que aquel soberano desconociese por completo la existencia de aquella "Israel" y que fuese una estratagema del escriba para ensalzar al faraón. Se solían "inventar" historias de guerras y victorias para engrandecer la figura de un soberano, siendo una posibilidad que conociese acerca de algún pueblo llamado de tal forma y que lo decidiera incluir en tal estela con dichos fines. Sin embargo, la información obtenida de los textos conservados de las Dinastías XVIII y XIX, presentan un panorama complejo. Así sabemos que los egipcios llegaron a ocupar Siria y Palestina, territorio al que llamaban Djahi (luego confundida con Fenicia, la actual Líbano), al menos hasta la gran época de los Ramésidas. Lo que se completa con una noticia referida al el año noveno del reinado de Amenhotep II (Abuelo de Akenathon), cuando el faraón se trajo de esas tierras a unos noventa mil cautivos, entre los cuales se dice que había más de cien príncipes. (Las cifras puede que sean algo excesivas, pero puede que posea cierto valor histórico). Sabemos que se trataban de pueblos nómadas del desierto, básicamente mercaderes; pero lo interesante del asunto es que aparecieron con el nombre de Apiru o Habiru. Es razonable su semejanza etimológica con los "hebreos". Este nombre de "hebreo" aparece una única vez en todo el Antiguo Testamento; para referirse a Abraham: "Un fugitivo fue y se lo contó a Abran, el Hebreo"(Gen. 14,13). No obstante, los historiadores lo sitúan por la zona de Transjordania y no en Israel.
Por otra parte, el Antiguo Testamento y otros textos fundamentales dentro de la cultura hebrea -como la Cábala - nos ofrecen pistas bastante interesantes. En un pasaje, nos revela que fue en el Exilio donde recibieron el alfabeto, la distinción de los meses y el sistema de los ángeles. Si el alfabeto egipcio se basaba en jeroglíficos, sin ninguna relación con los signos semíticos; los meses los tomaban por el estado del Nilo, y en su religión no reconocían a los ángeles; es evidente que no se puede referir a la civilización egipcia. Entonces, si no salieron de Egipto, ¿qué país era lo suficientemente poderoso como para poseer una política y una religión tan devastadoras, capaz de influir en un pueblo como el israelita?.




martes, 12 de junio de 2012

Barcos fantasmas, los misterios del mar

The USS Hornet

El USS Hornet que ganó nueve estrellas a la batalla por sus servicios en la Segunda Guerra mundial y más adelante se encargó del rescate de los astronautas del Apolo 11 después de su regreso de la Luna y convertido hoy en museoflotante. Pero tras 7 años de que el enorme portaaviones llegara a Alameda, el personal del museo y los visitantes han informado de un número asombroso de sucesos inexplicables.

Afirman que han escuchado misteriosos pasos y voces a pesar de no haber nadie a bordo, marineros y oficiales con su uniforme que se desvanecían ante sus atónitos ojos. Feroces corrientes de aire en habitaciones completamente cerradas, también el instrumental náutico se ponían en marcha solo. De hecho ha habido tal cantidad de sucesos extraños que clarividentes, médiums y para-psicólogos se han acercado hasta Carolina del Norte para estudiar el barco fantasma.

Alan McKean, trabajador del museo, dice no creer mucho en estos temas. "Pero se lo que vi. Un día vi a un oficial con uniforme descendiendo por las escaleras hacia la siguiente cubierta. Le seguí y ya se había ido. No tengo ninguna explicación para esto". Los historiadores estiman que casi 300 personas murieron mientras trabajaban en el barco durante su servicio activo, que fue de 1943 a 1970.


Aunque algunos hombres murieron durante el combate, otros murieron debido a accidentes en el barco fantasma. Los que han sentido extrañas presencias de espíritus, dicen no haber corrido ningún peligro. Algunos han dicen que han reconocido al fantasma de Joseph James Clark, conocido como Jocko, y que capitaneó la nave durante la II Guerra Mundial.



The Flying Dutchman - El Holandés Errante

Es sin duda alguna uno de los casos más conocidos sobre barcos fantasma. Aunque mucha de su historia es leyenda, se basa en un hecho verídico.

El barco estaba capitaneado por Hendrick Vanderdecken en 1680 durante el viaje de Ámsterdam a Batavia, en las indias holandesas. La leyenda cuenta que la nave de Vanderdecken se encontró sin poder remediarlo con una fuerte tormenta cerca del cabo de buena esperanza. Pero Vanderdeckem desafió a la tormenta, como resultado la nave se hundió y todos los hombres que estaban abordo murieron. Como castigo a su arrogancia, Vanderdecken y su barco fantasma fueron condenados a navegar cerca del cabo para la eternidad.

Muchos han visto el barco fantasma, uno de los primeros casos registrados fue en 1835, cuando el capitán y la tripulación de un barco inglés aseguraron que vieron un barco fantasma que se les acercaba cada vez más, tanto que temieron que se produjera un choque entre las dos naves, pero sorprendentemente, cuando parecía que ocurriría la tragedia el barco fantasma desapareció de repente.

En otra ocasión fue vista por dos tripulantes del H.M.S Bacchante en 1881, al día siguiente uno de esos hombres murió por una caída. En 1939, el barco fantasma fue visto en las costas de África del sur por docenas de bañistas que proporcionaron descripciones detalladas de la nave, aunque la mayoría no habían visto un buque mercante del siglo XVII en su vida.

El último avistamiento registrado fue en 1942 en las costas de la Ciudad del Cabo. Cuatro testigos vieron como se izaban las velas y seguidamente desaparecer en el aire.





UB-65

El U-65 era un submarino alemán de la Primera Guerra Mundial, cuya extraña historia se inicia antes de abandonar los astilleros de Brujas, Bélgica. Una viga destinada a la eslora de la cubierta mató a un obrero convirtiéndose en la primera víctima de una cadena de extrañas muertes ocurridas en torno a este submarino. Durante las pruebas iniciales de navegación tres tripulantes murieron asfixiados al llenarse de gases la sala de máquinas.

En pruebas posteriores efectuadas junto a una flotilla de submarinos gemelos, las cuales se iniciaron sin problemas, el capitán ordenó la primera inmersión del UB-65. El mar estaba en calma y había una brisa suave. Antes de sumergirse, el capitán ordenó a un marinero ir a proa a realizar una inspección de las escotillas, esta era una inspección de rutina, pero en vez de efectuar la inspección, inexplicablemente el marinero saltó por la borda siendo atrapado por el remolino del submarino.

Una vez iniciada la inmersión, el capitán ordenó estabilizar la nave a los diez metros, extrañamente continuó descendiendo hasta chocar con el fondo del mar, quedando inmóvil. Cerca de doce horas permaneció en esta situación en el fondo del mar, y filtrándose el agua. Nuevamente comenzó a llenarse de gases, pero en ese momento, tan extrañamente como se había hundido, comenzó a moverse y ascendió a la superficie.

Luego de estos extraños sucesos fue enviado a los astilleros para ser revisado en seco. A los pocos días fue declarado apto para el servicio, siendo aprovisionado y armado. Cuando se efectuaba esta maniobra la cabeza de uno de los torpedos estalló, matando al segundo teniente y ocho marineros.

Fue remolcado al dique pero en esos momentos un marinero aseguró haber visto al segundo teniente, muerto en la explosión, de pie en la proa y con los brazos cruzados. Al ser reparado, y antes de iniciar la navegación, otro marinero que deserto aseguró que él también había visto al segundo teniente en el mismo sitio.

Se le ordenó al capitán del UB-65 zarpar con rumbo al estrecho de Dover, durante todo el trayecto varios tripulantes aseguraron ver al oficial muerto. Uno de los testigos fue el oficial de servicio, quien aseguró haber visto su fantasma y cómo éste se desvanecía.

Al regresar a la base, ésta se encontraba bajo un fuerte ataque aéreo, lo cual no afectó a la tripulación ya que lo único que deseaban era abandonar la nave. En los momentos que el capitán bajaba la pasarela, fue muerto al ser alcanzado por la metralla. Todas estas muertes, que habían sido acalladas por la marina, motivaron que los altos mandos de la marina imperial, para tranquilidad de los marineros, tomara la decisión de ordenar a un sacerdote que exorcizara el submarino. Pero al parecer no dio resultado, porque en la siguiente misión del UB-65 un tripulante se suicidó, un artillero se volvió loco y el primer maquinista se quebró una pierna.

El 10 de julio de 1918 el L-2, submarino norteamericano, divisó un submarino alemán navegando a la deriva frente a las costas de Irlanda. El capitán del L-2 ordenó maniobrar para atacarlo. Al mirar por el periscopio notó una extraña figura que permanecía de pie, en la proa de la nave, con los brazos cruzados. A los pocos segundos una enorme explosión destrozó al UB-65.

El UB-65 y su tripulación fantasma, tal vez siga navegando los mares.



S.S. Watertown

La historia comienza en Diciembre de 1924 cuando el S.S. Watertown navegaba desde San Pedro, CA hasta el Canal de Panamá. Dos miembros de la tripulación, James Courtney y Michael Meehan, murieron durante una limpieza de la cisterna debido a los fuertes vapores que allí se encontraban. Como manda la tradición sus cuerpos fueron arrojados al mar junto a las costas de Mejico el 4 de 1924.

A la tarde siguiente varios miembros de la tripulación afirmaron haber visto las caras de los difuntos emergiendo del mar y acto seguido hundiéndose otros vez en él. Las apariciones siguieron produciéndose hasta que atravesaron el Canal de Panama y entraron el Océano Atlántico rumbo a su destino.

A la llegado a su destino el capitán informo de lo sucedido a sus jefes. Le recomendaron llevar una camera de fotos en su próximo viaje para documentar los hechos sí volvía a suceder. En el siguiente viaje el capitán siguió el consejo y llevo consigo la cámara de fotos. En cuanto regresaron al Océano Pacifico los rostros volvieron a reaparecer. El capitán tomo varias fotos pero solo la sexta consiguió captar los rostros.

A medida que pasaba el tiempo, los rostros se veían con menos frecuencia y en un momento desaparecieron. Pero la ya famosa imagen permaneció colgada sobre la pared de la compañía hasta que fue incluida en la biografía de la empresa. La fotografía original desapareció hace mucho tiempo, pero las copias de la imagen que se hicieron de la biografía de la empresa están por todas partes.



The Queen Mary

Uno de los más famosos, Queen Mary, ahora un hotel y una atracción turística. Se dice que aloja a varios fantasmas. Uno de ellos, podría ser el espíritu de Jhon Pedder, tripulante de 17 años que murió en 1966 mientras realizaba trabajos rutinarios aplastado por una puerta hermética. Golpes misteriosos se han oído cerca de esta puerta. Una guía turística afirmó haber visto una figura con vestimentas oscuras exactamente donde Pedder había muerto. Ella pudo ver su cara y reconoció que era Pedder, al que había visto en varias fotografías.

Pero no es el único fantasma que habita entre los hierros de este enigmático barco, se ha visto a una mujer de blanco cerca del mostrador. Muchas veces, ella desaparece detrás de un pilar y no reaparece.

Otro fantasma, vestido con un traje azul y con barba larga, se ha visto en la sala de motores.

Las voces y las risas fantasmales de un niño se escuchan algunas veces. Un empleado vio huellas mojadas de un niño por la cubierta de la piscina sin que nadie, salvo él estuviera allí.



Abril de 1908 HMS Gladiator

Gladiator & St Paul

El 25 de Abril de 1908 a las 10:30 de la mañana el buque de guerra HMS Gladiator partió de Portland hacia la base naval de Portsmouth. Dos horas más tarde, a las 12:30 de la tarde, el transatlántico St. Paul, que hacia la línea estadounidense, dejo Southampton hacia Cherbourg y mas adelante hacia Nueva York. A las 14:30 de la tarde los dos barcos se encontraron.

Estaba nevando y a medida que los dos barcos se aproximaban entre sí, cerca de Solent, justo al lado de Yarmouth, Isla de Wight, se produjo un bloqueo total causado por la nieve. El HMS Gladiator fue construido en 1896 en el astillero de Portsmouth y pesaba una 5.750 toneladas, El St. Paul fue construido en William Cramp de Filadelfia en 1895 y pesaba 5,750 toneladas, ambos barcos habían tomado la misma dirección. Ambos barcos chocaron 27 vidas se perdieron en aquel fatídico accidente.

Increíblemente diez años después , el St Paul volcó en el río Hudson en Nueva York, hundiéndose y llevándose al fondo de las aguas cuatro vidas más. Todo apuntaba a un sabotaje, pero debido a la coincidencia asombrosa de la fecha y hora del hundimiento con el accidente ocurrido en 1908, muchos pensaron que el fantasma de un marinero del Gladiator había sido el responsable.

 
Abril de 1918 S.S. St. Paul




El Mary Celeste

Una de las historias más famosas de barcos que en verdad existieron es la del Mary Celeste, un bergantín que fue hallado a la deriva y sin tripulación abordo en el Océano Atlántico cerca de la isla Madeira el 5 de diciembre de 1872.

Fue construido en 1861 y bautizado con el nombre de Amazon en la Isla Spencer en Nueva Escocia, Canadá. Algunos pensaban que el navío tenía mala suerte debido a algunas desventuras. Su primer capitán no alcanzó a dirigir el barco, ya que murió ahogado e igualmente el segundo durante el viaje inaugural. Sin embargo, después de su desafortunado comienzo, el bergantín tuvo varios años sin sobresaltos con sus dueños hasta que en 1867 quedó varado en tierra firme debido a una fuerte tormenta, en la bahía de Glace, Nueva Escocia. Fue rescatado y vendido a un estadounidense, quien realizó modificaciones importantes y lo rebautizó como Mary Celeste en 1869.

El 5 de noviembre de 1872 zarpó, con el capitán Benjamín S. Briggs al mando, desde el puerto de Nueva York. La tripulación consistía en siete hombres, además de la mujer y la hija de dos años del capitán. El buque transportaba 1700 barriles de alcohol comercial, por encargo de la firma H. Mascarenhas & Co, para aumentar la graduación alcohólica del vino.

Un mes después, exactamente el 5 de diciembre, hacia las tres de la tarde, la tripulación del Dei Gratia, un barco que navegaba desde Nueva York hasta Gibraltar, avistó el bergantín cerca de las Azores. El capitán de este barco, David Reed Morehouse, conocía a Briggs, por lo que, cuando estuvieron los dos barcos lo suficientemente cerca y leyó el nombre, Morehouse se temió lo peor, ya que de inmediato se dio cuenta de que no había nadie en cubierta. El capitán mandó a algunos de sus hombres al Mary Celeste, para registrarlo y ayudar en lo posible. Al llegar al barco, no encontraron a ninguno de los tripulantes ni a la familia Briggs. La ropa de unos y otros estaba ordenada en sus respectivos cajones; no encontraron el bote salvavidas, el sextante, el cronómetro ni la bitácora. El diario de navegación se encontraba en el cuarto del capitán; la última anotación era del día 24 de noviembre, pero no señalaba nada relevante. Según el diario, el tiempo había estado revuelto, pero ninguna otra circunstancia de gravedad, pero en la pizarra del puente ( donde se anotaban las distintas posiciones tomadas durante la singladura, antes de transcribirlas al libro de bitácora ) figuraba que el "Mary Celeste" se encontraba exactamente al nordeste de la isla Santa María, esto es el 25 de noviembre de 1872. Lo que ocurrió luego es todo un misterio.






El Octavius

En la mañana del 12 de agosto de 1775, el ballenero groenlandés Herald se las arreglaba para cruzar el Atlántico Norte cuando el silencio glacial fue roto por el grito del vigía. Al frente y al Oeste, por encima de un iceberg podían verse las puntas de unos mástiles a unos diez kilómetros de distancia. Lentamente, una goleta emergió por detrás de la masa de hielo y a través del telescopio el capitán del Herald pudo constatar que no había señales de vida. Las velas estaban desechas y todo el barco brillaba curiosamente bajo el sol, cubierto como estaba de escarcha.

El capitán decidió acercarse y subir a la nave con cuatro de sus hombres. La cubierta estaba tapada por el hielo y no se veía una sola persona sobre ella. Tras abrirse camino a través del hielo, decidieron bajar a los camarotes; donde se encontraron con 28 hombres congelados. Cada uno acostado en su litera y cubierto por capas y capas de cobijas y




ropa. El frío había conservado sus cuerpos en perfecto estado y daba la impresión de que simplemente dormían la siesta.

En la cabina del capitán, el espectáculo fue el mismo. Su cuerpo estaba sentado en una silla frente a su escritorio. Las manos entrelazadas sobre las piernas y la cabeza tumbada hacia un lado con los labios entreabiertos. En una cabina detrás de la suya había tres cuerpos más. Una mujer estaba acostada en una camilla descansando su cabeza sobre el brazo, los ojos completamente abiertos viendo a un hombre con las piernas cruzadas sentado en una esquina en el otro lado del cuarto. En sus manos tenía un pedernal y una barra de metal. Frente a él, un puñado de aserrín cubierto de escarcha. La muerte lo había vencido tratando de encender un fuego. Junto a él estaba la chaqueta del marino. El capitán Warren la levantó y debajo de ella descubrió el cuerpo de un niño abrazado a un muñeco de trapo.

Los marinos del Herald habían visto más que suficiente y empezaron a pedirle al capitán que se marcharan. Pero el capitán les respondió que quería saber más. Bajó al depósito y no encontró ni un gramo de comida y cuando volvió a cubierta sus hombres estaban en pánico y le amenazaron con amotinarse. Contra todos sus deseos Warren tomó la bitácora del Octavius y regresó al Herald, desde donde pudo ver la goleta perderse sin rumbo en el horizonte para nunca más volver a saber de ella.

El capitán se retiró a su camarote a leer la bitácora y notó que faltaban todas las páginas del libro menos la primera y última. El marinero a quien se lo había encargado había dejado caer el resto en el mar. En la primera el capitán del Octavius había escrito que habían partido de Inglaterra con rumbo a China el 10 de septiembre de 1761. Catorce años atrás. La última página tenía una sola anotación que estaba fechada el 11 de noviembre de 1762.

“Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.”

Los ojos del capitán Warren volvieron a las palabras “Longitud 160 O, Latitud 75 N…” El significado era impresionante. En la fecha de la última nota en la bitácora, el Octavius había estado atrapado en hielo en el océano ártico, al norte de Point Barrow, Alaska. Miles de kilómetros de donde lo habían encontrado ese día. Un continente de hielo se extiende entre estos dos puntos.



El Ourang Medan

Allá por junio de 1947, dos veleros de bandera estadounidense se encontraban navegando la zona del estrecho de Malaca, cuando los operadores de radio de ambos barcos captaron un mensaje de tono demencial, procedente de un buque que se identificaba como el carguero "Ourang Medan": "Todos los oficiales a bordo están muertos. La mayoría de la tripulación está muerta. Envíen ayuda"

En vista del requerimiento, pensando en un posible accidente o naufragio, tanto el capitán del "City of Baltimore" como el del "Silver Star" ordenaron dirigirse de inmediato al lugar. Sin embargo no habían llegado ni siquiera a cambiar de curso, cuando se recibió otro mensaje aún más aterrador desde el "Ourang Medan": "Todos están muertos. Estoy muriendo."

Cuando el barco "Silver Star", primero en llegar a la zona, distinguió un carguero que parecía ir sin tripulación. Al acercarse más, alcanzaron a distinguir un panorama que cortó la respiración a todos los marinos, la cubierta del buque mostraba una serie de cadáveres esparcidos. Haciendo acopio de firmeza, el capitán del "Silver Star" formó un grupo de abordaje y, para vencer la natural reticencia que todo marino sentiría al ver algo así, decidió dar ejemplo y encabezar la partida.

Cuando los hombres pusieron pie en el "Ourang Medan", lo extraño se unió a lo tenebroso. Los cadáveres que yacían en cubierta no presentaban ningún signo de violencia: ni sangre, ni heridas, ni golpes. La particularidad que todos mostraban eran sus ojos aún abiertos y visiblemente dirigidos hacia el firmamento antes de ser abatidos por la causa que fuese. Un perro encontrado en cubierta había muerto igualmente: aún mostraba los dientes como en inútil respuesta a un ataque que llegó desde lo alto, pues también dirigía su mirada hacia el cielo.

Unos pocos hombres de la partida de abordaje, que aún conservaban la sangre fría como para hacerlo, se adentraron un poco en el buque, sólo para constatar la existencia de más y más cadáveres pertenecientes a la tripulación. Hubo tiempo para constatar que las muertes habían ocurrido apenas minutos antes, pero tampoco esos hombres presentaban señales de violencia.

Y luego, ya no hubo tiempo para nada más. Mientras el capitán intentaba decidir si remolcar el buque o solicitar ayuda al otro barco que había llegado ( el City of Baltimore), notaron que se inició un fuego espontáneo bajo cubierta. Lejos de intentar sofocarlo, los marinos del "Silver Star" volvieron de inmediato a la lancha de abordaje, por lo cual el capitán accedió a retirarse, aunque un poco contrariado. De todas formas, la decisión fue la más acertada. Apenas habían vuelto a su barco, cuando escucharon una violenta explosión a bordo del "Ourang Medan" y vieron cómo éste se partía y comenzaba a hundirse.

La posterior investigación no encontró causas probables para el incidente. Descartaron de plano los hipotéticos "escapes" de gases letales por el mal funcionamiento de algún equipo, puesto que dichos gases no hubieran sido mortales para quienes estaban en cubierta y, además, la partida de abordaje no percibió ninguna sensación ni tuvo ningún problema de salud ulterior.



El Lady Lovibond

Reino Unido tiene una gran tradición en lo que a barcos fantasma se refieren, y una de las historias más famosas es la de Lady Lovibond. Según la historia, el capitán del Lady Lovibond, Simon Peel y en aras de celebrar su reciente matrimonio, decidió tomar su barco para realizar un crucero para celebrarlo. Decidió embarcarse en el Lady Lovibond con su nueva esposa, haciendo caso omiso a la creencia de que llevar a bordo a una mujer era de mala suerte. Zarpó en febrero 13 de 1748.

Desafortunadamente para Peel, su primer oficial también estaba enamorado de su nueva novia, y después de ver las celebraciones, se vio abrumado por la ira y los celos e intencionadamente dirigió el barco al banco de arena Goodwind, conocido por causar naufragios. El Lady Lovibond encalló, matando a todos los que estaban a bordo.

Según la leyenda, desde el naufragio se puede ver al Lady Lovibond navegando por las aguas de los alrededores de Kent cada 50 años. Fue avistado en 1798 por distintos capitanes de barcos, así como en 1848 y 1898, cuando parecía tan real que algunos barcos, pensando que era un buque en peligro, mandaron algunos botes salvavidas para ayudarlo. El Lady Lovibond fue visto otra vez en 1948, mientras que no hay avistamientos confirmados de su aniversario más reciente en 1998, siendo una de las historias de barcos fantasmas más conocidas de Europa.








miércoles, 6 de junio de 2012

Mas allá de la cuarta dimensión



Aunque se nos siga haciendo raro, ya hemos aceptado al tiempo como cuarta dimensión de nuestro Universo. Pero nuestra mente sigue siendo incapaz de imaginarse más dimensiones, tal como proponen la Teoría de las Supercuerdas y similares. En realidad, ningún humano (por muy físico cuántico que sea) puede percibir esas dimensiones. Sencillamente, suponer la hipótesis de que existen hace que los cálculos cuadren.
Para entender esto, vamos a imaginarnos cómo intuir la existencia de una tercera dimensión a partir de un mundo aparentemente bidimensional. Supongamos un planeta como nuestra tierra, pero liso como una bola de billar, sin ningún tipo de relieve. Este planeta a efectos prácticos es plano para alguien que viva en él.
Este planeta está habitado por una  especie inteligente de hormigas. Las hormigas viven a ras de suelo, son incapaces de saltar o ponerse de pie. Además, viven en un planeta totalmente liso. Sin elevaciones, ni agujeros, ni ningún tipo de irregularidad. Para ellas, el mundo es bidimensional. Sólo pueden moverse en dos dimensiones, y además, no tienen ninguna forma de saber ni intuir que existe una tercera.
Pero la tercera dimensión existe, y su existencia hace que nuestras hormigas se vuelvan locas tratando de explicar resultados que son totalmente imposibles en su mundo bidimensional. Por ejemplo, supongamos que una de nuestras amigas, situada en el Ecuador del planeta, comienza a andar, sin desviarse, siguiendo la línea ecuatorial.
Nuestra hormiga recorrerá una gran distancia y, eventualmente, dará la vuelta entera al planeta, llegando al punto de partida. Pero… ¡esto no es posible en un mundo bidimensional! A no ser, claro, que en un momento dado llegues al fin del mundo y seas mágicamente tele transportado de nuevo al comienzo. Las hormigas intuyen que esta explicación no es muy realista, y siguen realizando experimentos.



Una segunda hormiga recorre, tal como se muestra en la imagen, un cuarto del ecuador. Gira a la izquierda en ángulo recto, y camina de nuevo la misma distancia. Cuando llega a lo que es el polo (aunque ella no sepa que es el polo) vuelve a girar 90 grados a la izquierda y recorre otra vez la misma distancia.
¡Y resulta que otra vez ha llegado al punto de origen! Pero… esto es imposible en el mundo de dos dimensiones. Todas las hormigas saben que los ángulos de un triángulo suman 180 grados, y sin embargo el triángulo gigantesco que acaban de realizar tiene tres ángulos rectos. Esto es tan sorprendente como el caso anterior.
Y de repente, a alguien (el equivalente a Einstein del mundo hormiguil) se le ocurre una explicación extraordinaria que resuelve todo de una forma sencillísima. Quizá el espacio tenga más de dos dimensiones. Quizá el plano en realidad sea curvo, lo que explicaría el extraño triángulo con todos sus ángulos rectos. También explicaría el fenómeno del ecuador, puede que el plano esté curvado sobre sí mismo de forma que sus extremos se toquen unos con otros. Es más, ¡incluso es posible que haya una tercera dimensión con infinitos planos!
Las hormigas son incapaces de entender el concepto de ‘plano curvo’. Y no digamos ya el concepto de ‘infinitos planos’. ¡Sólo hay un plano, el suyo! Recordemos que viven en un mundo totalmente plano y no pueden despegarse de su superficie. Sencillamente, no pueden percibir con sus sentidos que exista una tercera dimensión. Y sin embargo, eso explicaría todo a la perfección.
Pues bien, para los humanos el concepto es el mismo. Cuando los físicos relativistas comenzaron a hablar del ‘espacio curvo’, de ‘infinitos espacios’ y de dimesiones adicionales, no entendimos nada. Sencillamente, somos incapaces de percibir que haya más dimensiones más allá de las que conocemos. Y sin embargo, eso explicaría todo (o al menos, muchas cosas) a la perfección.


¿Por qué no se perciben seres de una cuarta dimensión?

Pues para dar una pequeña explicación, extrapolaríamos a seres de dos dimensiones en un mundo de dos dimensiones, donde vivirían felices triángulos, cuadrados y círculos, si en este pequeño universo apareciera un cubo que es una forma de tres dimensiones, la percepción de los seres de dos dimensiones serian la de ver solo la base del mismo, que seria cuadrada pero sin forma pues se distorsionaría al no ver el total de sus dimensiones, podríamos decir entonces que no entenderíamos lo que estamos viendo en realidad y nos llegaría un mensaje incompleto a nuestro cerebro.

Pues exactamente esto mismo ocurriría con un ser de la cuarta dimensión, si alguno tratara de entrar en nuestro universo y quisiera darnos algún tipo de información, seriamos incapaces de identificarlo y entender que es lo que realmente observamos.




lunes, 30 de abril de 2012

Terror en el Hospital


Danvers

Este hospital posiblemente sea una de las construcciones más bellas e impresionantes de todas aquellas que se han realizado a lo largo de la historia con fines médicos y curativos. Su construcción, en el año 1874 costó la friolera de 1,5 millones de dólares, que en aquella época era una cantidad considerable, y más todavía para construir un psiquiátrico. El artífice de éste y de otros sanatorios similares en estados unidos fue el Doctor Psiquiatra Thomas Kirkbride, cuya filosofía curativa se basaba en el bienestar de los internados, comenzando por un trato amable y lo más humano posible y rodeados de las mejores instalaciones posibles. Amplias y soleadas habitaciones, lugares comunes frescos y bellos, grandes jardines y espacios abiertos. En fin, que el edificio en sí mismo se convertía en parte del tratamiento para enfermos de todo tipo, depresivos y esquizofrénicos parecían mejorar con más rapidez en estos majestuosos edificios.
Pero este utópico tratamiento de Kirkbride para los enfermos mentales no duró demasiado por diferentes motivos. El principal era que no todos los médicos psiquiatras opinaban como él y se decantaban más por los métodos tradicionales de terapias de choque y de suministro de sustancias químicas para mantener a los enfermos a raya. Y en estos lugares, esos métodos comenzaron a implantarse, a principios del siglo XIX, se unió la gran crisis económica que hizo prácticamente imposible que estos enormes edificios y sus costosos mantenimientos pudiesen mantenerse, esto llevó a elevar el número de internados a cantidades no demasiado recomendadas y en algunos casos, los enfermos cuadruplicaban en número a la capacidad de los hospitales.
                                                                                               
Thomas Kirkbride
Y en ese punto comenzó el desastre, enfermos mentales de todo tipo mezclados y hacinados en pequeños espacios, malos tratos, medicaciones excesivas, lobotomías, camisas de fuerza, muertes… los enfermos, en lugar de mejorar de sus dolencias, veían sus locura llevada a los máximos extremos en estas cárceles góticas.


En los años sesenta, estas instituciones volvieron un poco a la normalidad convirtiéndose en psiquiátricos un poco más normalizados. El Danvers State Hospital, funcionó hasta el año 1992, donde los recortes presupuestarios acabaron por cerrar sus puertas. Muchos de los hospitales del plan Kirkbride corrieron la misma suerte, algunos se derribaron, como es el caso del Danvers, otros siguen en funcionamiento y algunos otros se han reconvertido para albergar otro tipo de ocupaciones.
Hoy en día, donde se levantó este magnífico edificio que fue inspiración de algunos relatos de Lovecraft, no hay más que apartamentos de lujo, apenas alguna fachada y algún que otro edificio periférico se han mantenido.
En el año 2001 se rodó allí la película “Session 9”, que pese a pasar por las taquillas con más pena que gloria, hizo que mucha gente peregrinara a las ruinas del viejo hospital. Haciendo que las autoridades lo tapiasen por completo para evitar accidentes no deseados. Como no, en los años de abandono de este lugar, surgieron muchas y diversas leyendas sobre fantasmas y apariciones espectrales de los enfermos que sufrieron e incluso murieron en este lugar, y mucho más a raíz de esta película en cuestión.

Sin duda, un edificio emblemático que pasará a la historia por su belleza y por su oscuro pasado,  y donde los recuerdos de miles y miles de personas, la mayoría trágicos, pese a haberse derruido sus muros, quedarán en el ambiente y en los ecos de esa bella colina de Massachusetts.


The Ridges

Athens, en Ohio. Es en esta tranquila ciudad universitaria donde se encuentra un antiguo hospital psiquiátrico del que se ha hablado mucho por los sucesos paranormales que le rodean: The Ridges. Este asilo es muy conocido por aquí. Estuvo abierto en los años 1870. Se trataban  allí clase de patologías. Había enfermos mentales, por supuesto, pero también gente afectada de tuberculosis o, incluso, personas con depresiones nerviosas.

Muy rápidamente el asilo empezará a ganarse una reputación siniestra. Y con razón: En los años 30 se practicaban allí lobotomías y sus métodos eran bastante horrorosos. Utilizaban jeringas gigantes que hundían a través del globo ocular hacia la parte del cerebro que según los doctores podía controlar el comportamiento. Estas prácticas extremas y entorno austero del asilo fascinan y asustan a los habitantes de Athens. Este edificio es a la vez inmenso e  impresionante. Y estas características son en parte responsables de que mucha gente lo encuentre horroroso. Ciertos estudiantes incluso creen que está encantado.




Circulan historias horrorosas alrededor del hospital psiquiátrico. La más célebre es sin duda alguna la de una joven pensionista del asilo, Margaret Shilling. Ésta tenía la costumbre de escaparse y de vagar por todas las zonas en el edificio. Un día que estaba escapada, desapareció de verdad y, evidentemente, comenzó su búsqueda.

Durante largas semanas se buscó a la desaparecida sin éxito, hasta un día de enero de 1979, cuando por fin la encontraron. Había muerto. Yacía sobre el suelo. Algunos creen que estaba enferma y que falleció a causa de un ataque cardíaco. Una parte extraña del relato es la afirmación de los enfermeros, que afirman que al retirar el cadáver ocurrió un fenómeno muy extraño: en el mismo lugar donde yacía su cuerpo encontraron una mancha sobre el suelo. Era toda su silueta.

Más increíble todavía es que esta mancha sobre el suelo que dibujaba perfectamente el cuerpo de la difunta estaba incrustada en la piedra. Repetidas veces y bajo diferentes procedimientos se trató de borrar la mancha del suelo, pero fue en vano. Hoy todavía se puede ver la silueta en el suelo de la habitación. ¿Cómo explicar tal fenómeno? Científicos afirman que cuando se muere y el cuerpo se derrumba sobre el suelo, especialmente en un lugar soleado, el cuerpo se descompone y los fluidos pueden escaparse e incrustarse en la tierra. Por tanto, es posible que algunos compuestos químicos del interior del cuerpo se filtraran en el suelo. 


Esa sería la explicación científica, pero para otros la explicación es más paranormal. Esta mancha indeleble a través de los años es la prueba irrefutable que el alma de Margaret no encontró el descanso y que continúa vagando por los lugares aledaños. De hecho, tres años después de la muerte de Margaret, una estudiante creyó percibir la silueta y se aventuró en la habitación maldita. Su curiosidad va a costarle caro.

Una noche la estudiante se despertó y se encontró cara a cara con la silueta de esta mujer. Esta visión la aterrorizó grandemente. Según cuenta, esta chica no fue capaz de hablar en días. El terror no le dejaba hacerlo. Un semana más tarde de la aparición, la encontraron muerta en su habitación. Se había suicidado. ¿¿El espíritu de Margaret continua actualmente vagando los lugares? Que sepas que si viajas a Athens buscando resolver el misterio, la habitación maldito no está abierta, está prohibida al público. ¿Por qué será?




miércoles, 11 de abril de 2012

Celtas

Los nombres de cientos de dioses son conocidos, pero la mayoría parecen ser deidades locales. Durante el período romano, muchas deidades celtas fueron identificados con dioses romanos.
Uno de los más importantes llamado Lugh en Irlanda, fue identificado como Mercurio.
A él se le atribuye la invención de todas las artes, guía de los caminos y viajes, y virtud para las ganancias del dinero y comercio.
Luego están: Apolo, cura enfermedades; Júpiter, gobierna el cielo y Marte preside la guerra. A éste le ofrecen los despojos del enemigo al entrar en batalla. Dicen los galos que son todos hijos de Plutón.
El ciclo mitológico celta puede ser dividido en cuatro grandes divisiones.
La primera es el ciclo histórico-mitológico.
Dos textos importantes son parte de este ciclo: The Lebhar Gahbla (libro de invasiones), una historia mitológica de Irlanda; y The Dinnshenchas (Historia de Lugares), una geografía mitológica de Irlanda.
El principal tema en el ciclo Histórico-mitológico concierne a la gente de Irlanda y las fortunas de The Tuatha De Danann (Gente de la divinidad Danann), quienes fueron los ancestros mitológicos de los irlandeses.
La segunda división es el cielo de Ulster.
Estos mitos son historias de los guerreros del Rey Conchobar.
Los temas se basan en el honor y prestigio que envuelven las muertes heroicas y el héroe Cuchulain (o Cuchulainn).
La tercera división es el ciclo Fenian que cuenta las hazañas de Finn Mac Cumbail y sus compañeros.
La última división se refiere a la institución y fundación de los grandes y menores reyes de Irlanda. Existen otras dos divisiones referentes a cuentos folklóricos.
Los Celtas somos, con diferencia, unos de los hombres más religiosos de la antigüedad conocida, si exceptuamos a los egipcios de las primeras dinastías.
Lejos de nuestra imagen de guerreros palurdos, belicosos, saqueadores y siempre ebrios que nos han transmitido los romanos, nuestra vida estaba orientada casi constantemente hacia el mundo mágico y el espiritual por el sistema semiteocrático impuesto desde el druidismo, esa prodigiosa organización religiosa que supo dotar a la civilización en la cual se desarrolló de una comprensión mitológica de la existencia.
El mito en sí no deja de ser, en su origen, un tipo de historia sagrada; es decir, pertenece no sólo al ser humano sino a las entidades por encima de él, a las divinidades. Es una tradición sacra, lo que se conoce como la revelación primordial.
En torno a nosotros, los celtas, todo era prodigioso y devenía de algún tipo de encantamiento: desde nuestros propios e inciertos orígenes hasta los bosques o los animales con los que convivíamos, desde los combates con el enemigo o las expediciones al confín del mundo hasta nuestro calendario de fiestas.
Los dioses se manifestaban en todo momento y, si no eran ellos, lo hacían entidades de otros planos, como las del mundo feérico: las hadas, los elfos o cualquier otro.
La vida no podía considerarse otra cosa que una mera transición más o menos entretenida hasta el momento de la muerte, que se aceptaba sin complejos ni culpas ya que ella no constituía más que un paso previo a la existencia en el Otro Mundo.



En algunos textos se sugiere la creencia en la reencarnación aunque no está muy claro si los celtas la entendíamos tal y como hoy lo hacemos, tras su reciente re-importación durante el decenio de los años sesenta.
De todas formas, se trata de un concepto de origen indoario igual que nosotros, así que resulta muy factible que la trajeramos con nosotros cuando llegamos a Europa o incluso que existiera entre algunos pueblos aquí asentados con anterioridad.
Sabemos que estuvo muy enraizada en amplias zonas del Viejo Continente, hasta el punto de que el Concilio de Nicea -en el año 325 d. de C.- tuvo que definir lo que había que entender de forma obligatoria como la sustancia divina de Cristo, en contra de las objeciones de los arrianos, al tiempo que condenaba la idea reencarnacionista de forma explícita por enfrentarse al dogma cristiano.

Para nosotros, los celtas, la vida significaba movimiento y dinamismo y por ello no había alternativa posible: descartada la opción de quedarse quieto, so pena de ser destruido por el incesante oleaje de la existencia, lo único que quedaba por hacer era cabalgar sobre éste.
Es otro puente a través del espacio y del tiempo con la filosofía oriental, según la cual el cambio es lo único que nunca cambia en el mundo.
De aquí arranca nuestro desapego hacia lo material y nuestra comprensión de cuanto de pasajero tiene esta vida, expresado en la ausencia de grandes asentamientos permanentes, de impresionantes templos físicos de piedra o de la simple necesidad de dejar constancia de la propia existencia tras la muerte de uno más allá del recuerdo familiar.



Las Tríadas

Nuestro número mágico por excelencia, la cifra que expresaba nuestra visión del mundo, es el tres.
Lo encontramos repetido hasta la saciedad en nuestros mitos.
Se le representa gráficamente como un triskel, símbolo solar de tres brazos derivado de la rueda y, como tal, emparentado con la también antigua y venerable swastika -la cual, a pesar de su bondad y universalidad, sigue arrastrando una imagen negativa, en especial en Europa, EE.UU. e Israel por su mal uso durante la Segunda Guerra Mundial-.
En el triskel aparece la doble espiral involutiva/evolutiva de su famoso equivalente oriental del Yin-Yang, pero conteniendo además una tercera espiral que supone la genuina aportación céltica a la diferencia entre la espiritualidad de Oriente y la de Occidente.
En el Este, los hombres se someten a la acción de las dos grandes fuerzas que se alternan para mantener viva la estructura del universo: el Bien y el Mal, representados por el día y la noche, el blanco y el negro, el hombre y la mujer, la vida y la muerte...
En el Yin-Yang, un punto blanco aparece en medio del negro y un punto negro en medio del blanco, mostrando de este modo la imposibilidad de que alguna vez pueda ganar uno de los dos principios; su lucha ha de ser por fuerza eterna porque la Vida nace de la fricción entre ambos, y si cualquiera de los dos llegara a triunfar por completo sobre el otro, el mundo quedaría destruido automáticamente: no podría seguir existiendo al perder su misma razón de ser.
Por eso el camino espiritual oriental hace referencia al reconocimiento de esta colosal e interminable lucha, y propone como preceptos fundamentales su aceptación y la humillación humana ante ella.
El oriental debe renunciar a todo, abandonar la ilusión de las cosas materiales el maya que nada importa y a nada conduce, y disolverse en la nada primigenia.
En el Oeste, surge un camino diferente representado por ese triskel que incluye una tercera espiral, la cual no es otra cosa sino el símbolo del hombre que se ha trascendido a sí mismo hasta liberarse de las dos fuerzas poderosas y, equiparándose a ellas, convertirse o, mejor, integrarse en Dios. Es algo sencillo y complejo a la vez.
No se trata de acumular poder y ejercerlo como un tirano, arbitrariamente, sino de someterse a la Naturaleza, reconocerse como obrero de ella y, de acuerdo con sus leyes, acumular Voluntad -representada en la espada que utilizan todos los grandes héroes- y progresar en lo espiritual hasta alcanzar la cumbre.
Así, para los celtas entre el Bien y el Mal está la Indecisión, momento supremo en el que el hombre puede escoger su destino, orientándose hacia un lado o hacia el otro; entre el día y la noche existe "la hora indeterminada", al alba o en el crepúsculo, cuando es más fácil entablar contacto con los seres sobrenaturales, entre el blanco y el negro hay muchos matices de gris; entre el hombre y la mujer está el hijo, la obra que los une y a la vez los separa y trasciende..., y entre la vida y la muerte, entre el ciclo de vidas y de muertes, está el Otro Mundo, el lugar donde el alma repose y hace balance antes de seguir adelante con su gran y eterna aventura.
Todo ello contrasta sólo en apariencia con el afán oriental de disolverse en el Pozo del que salió la creación entera, a fin de reunirse con la divinidad porque, en realidad, si el occidental prefiere crecer hasta el Cielo es para conseguir el mismo objetivo.
De esta forma, el enano y el gigante siguen diferentes caminos aunque ambos marchan hacia idéntico fin, pues saben que Dios está en todas partes, al principio y al final, y que los extremos se tocan, por extrañas que puedan ser las paradojas aparentes del mundo.
Este camino espiritual occidental tampoco es exclusivo de los celtas: sólo que es más fácil reconocerlo en nuestros mitos que en los de otras culturas semejantes.
Nos limitamos, en el fondo, a seguir una tradición indoaria que se refleja en pueblos anteriores al nuestro y que se prolongará en otros posteriores.
Entre los celtas distinguimos tríadas como la de Tutatis, Esus y Taranis -los tres grandes dioses galos-, la de Galahad, Perceval y Boores -los únicos caballeros de Arturo que encontrarán el Grial tras espectaculares aventuras- o los innumerables grupos de tres personajes de la leyenda galesa que se recogen en los textos mitológicos conocidos como los Mabinogion.
Pero antes las hubo entre los egipcios -la más famosa de las cuales es la compuesta por Osiris, Isis y Horus-, los persas -Mitra, Ormuz y Ahrimán- o los hindúes -Rama, Visnú y Shiva-.
Y después las veremos entre los griegos -Cronos, Ceo y Océano son los tres hijos de los primitivos Urano y Gaya- o los cristianos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que van más allá de la primera dualidad entre el dios hebreo y su adversario Satanás.
Muchos dioses y guerreros celtas han de repetir tres veces la misma acción concreta antes de poder cosechar las ventajas que esperan de ella; han de enfrentarse con tres tipos de animales, seres malignos o incluso calamidades naturales diferentes, en ocasiones, han de rematar tres veces una aventura antes de darla por buena o realizar tres actos heroicos en varios lugares -distintos sólo en la forma, pues en lo profundo se trata siempre del mismo o bien repetirlos durante tres días consecutivos.