jueves, 18 de febrero de 2021

Lucero del Alba

 

El portador de la luz “Lucifer“, también llamado lucero del alba, el portador de la aurora, alguno de estos conceptos se remiten al planeta Venus en la actualidad, al que también se le dice Lucero del Alba.

Casi todas las culturas hacen referencia a un ser caído del cielo, un ángel caído en la religión cristiana, El ángel más bello al servicio de Dios.

Los mormones hacen referencia Lucifer el ángel caído, vieron a Satanás a perdición, la llegada de la serpiente del paraíso, que se rebela contra Dios.

También en el Popol Vuh, el libro sagrado de los Maya-Quiché se menciona a un ser que parece hacer referencia Lucifer: Vucub-Caquix (Siete Guacamayos rojos); es decir un personaje resplandeciente como el fuego. Él decía: —Yo soy el Sol, la claridad, la Luna. Grande es mi esplendor. Por mí caminarán y vencerán los hombres. Porque de plata son mis ojos, resplandecientes como piedras preciosas, como esmeraldas; mis dientes brillan como piedras finas, semejantes a la faz del cielo. Mi nariz brilla de lejos como la Luna, mi trono es de plata y la faz de la Tierra se ilumina cuando salgo frente a mi trono. Así, pues, yo soy el Sol, yo soy la Luna...—Yo soy el que sacudo el cielo y conmuevo toda la tierra...se vanagloriaba únicamente de sus plumas y riquezas.

«¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a tierra, dominador de las naciones! Tú que habías dicho en tu corazón: ‘Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión... subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo’. ¡Ya! Al sheol (mundo subterráneo) has sido precipitado, a lo más hondo del pozo», escribió Isaías para celebrar la muerte del Rey asirio Sargón II. La referencia al Rey como «Lucero, hijo de la Aurora» fue entendida por los Padres de la Iglesia como una denominación al Diablo.


Cuentan que el Arcángel Lucifer, deslumbrado por su propia belleza, rechazó y declaró la guerra al ser humano como proyecto principal del Plan de Dios y, renunciando a seguir sirviéndole, -cual era su cometido-, cayó en el pecado de la Soberbia… ¡soberbio pecado!

La historia de La Caída es universal, no es sólo propia del Catolicismo o del Judaísmo, sino que ha sido contada a toda la humanidad de forma similar en muchos textos sagrados, así como también en diversas leyendas, mitos y tradiciones.

La Biblia cuenta que Lucifer expresó ante Dios su disgusto y su voluntad de no querer que el Plan se cumpliera, a su entender, por injusto. Él, tan bello, tan capaz, tan luminoso, ¡¡no deseaba servir al ser humano, tan tosco, tan simple, tan primario, y tan “preferido” por el Logos!!.

En un pasaje del Antiguo Testamento se relata un curioso diálogo entre Dios y Lucifer en el que éste último le pregunta:


“¿De verdad estás seguro de que el hombre te será fiel? Yo puedo hacer que el hombre peque contra ti y en lugar de seguir tus leyes siga las mías, yo puedo hacer que me adore. Pongámosle a que elija a su dios, démosle un tiempo para que elija. Si estás tan seguro del hombre no pondrás objeción para someterlo a prueba. Si se demuestra que sigue tus Leyes, yo, Lucifer, le serviré”.



Más allá de que lo que escribo pueda venir en escritos, en estudios de blogueros o simplemente en la cábala o la biblia, el razonamiento de que a Satanás, lucifer o Lucero del Alba, lo mantengamos como la imagen del mal, no es sino una de las teorías de algunas religiones.

Después de razonar todo lo que se escribe sobre él y más allá de creer o no en su existencia, podría deducir que la manzana ofrecida por Lucifer, que la tentación ofrecida por el Lucero del Alba, no es más que el conocimiento que nos ofrece un ser superior comandado por alguien superior a él y enviado como caído “aquí cada uno puede pensar si caído o llegado”, para que la humanidad en este caso en la tierra avance en el conocimiento con libre albedrío.

Esta teoría cuadraría con que Dios y sus legiones fueran enviados de otros planos o existencias,

Pero ya cada uno crea o no que tenga sus propias conclusiones.